5 de julio de 2010

AUTODETERMINACIÓN PARA LAS HORDAS

amigos aquí la versión original y sin cortes ni edites de la pieza pedagógica que hice para el fanzine....

Autodeterminación para las hordas y el sentimiento de ser engañado: ¿De dónde salió el punk?
En memoria de Malcolm Mclaren q.e.p.d.

punk:
1 (arcaico): prostituta.
2: persona joven y sin experiencia.
3: rufián, maleante de poca monta.
4 (coloquial): homosexual, hombre utilizado como pareja homosexual en una prisión.
5 (arcaico): hongo que crece en madera podrida.
(traducido del diccionario merriam webster)

“[Actualmente] Revisionistas históricos trabajan las 24 horas asignando falsos significados a eventos históricos”
Ian Svenonius , “El Soviet Psíquico”

En el intento de forzarnos a comprar una nostalgia por tiempos que no experimentamos (y en negación total de nuestra actualidad), los medios, en su exclusiva función de aparatos mercadológicos, han reducido y modificado los fenómenos culturales del siglo pasado para disociarlos de su verdadero sentido y asociarlos directamente a lo que te dan de tu domingo. Así abundan flojos irresponsables, si quieres publi-periodistas, que con un bostezo dirían que lo que se conoce como punk vino de Inglaterra y como ése, disparates varios. Como primera aclaración, el punk se originó en los Estados Unidos a principio de los setenta, simultáneamente en varias ciudades y como respuesta telepática a la putrefacción y subsecuente peste estético-ideológica de lo que operó en la década anterior. Detroit, Ann Arbor, Boston, Cleveland, Los Angeles y principalmente Nueva York, fueron poblaciones que vieron expuesta su basura moral por estos nuevos grupos de “rock”, indeseables en un principio, por el “ruido” (participa asignándole significado a la palabra) que producían. Así que en la tradición actual de no complicarnos, continuamos con una lista (con la hueva de no querer hacer diagramas) de elementos y personajes que fueron instrumentales para el fenómeno y que se relacionan entre sí.

.-El “Garage”, Lenny Kaye y las compilaciones “Nuggets”
Aparte de sonreírle a un hermano y usar flores en el pelo, hubo en los sesenta otro tipo de música, condenada a sellos verdaderamente independientes, distantes de la avenida principal. Conocido como “garage”, en referencia a los inmuebles suburbanos en los que se gestaba y producido por chamacos aburridos como tú, rebeldes “sin causa”, de buena familia, minihamburguesa de castillo blanco, pero ajenos a lo que sucedía en las ciudades principales y sin permiso para ir al centro; mucho menos a San Francisco. Estos aspirantes a delincuente juvenil, alienados de la buena onda jipi, no tuvieron más remedio que autoterapiarse en su frustración ayudados por guitarras eléctricas, tambores y gritos, ya que en su mayoría eran autodidactas, inaptos e ineptos para interactuar con sus instrumentos. En desprecio al “movimiento” del que no podían formar parte por no estar “en la onda” y de no tener carnales negros en los suburbios que les enseñaran el blús, se dedicaron a contradecir los nuevos valores de la hipocresía política y a incomodar con ideas de ser un cavernario con la mujer, de ser alérgico a las flores y de no creer en la navidad. Obviamente, ésto no fue lo que la industria quiso rescatar para tus fallos recuerdos de amor y paz. Pero Lenny Kaye, uno de estos mentecatos, que en 1970 trabajara en una tienda de discos en Nueva York, se dedicó a la infame tarea de compilar en discos dobles a estos grupetes, que no pasaron de grabar uno o dos sietes que acaso no tuvieran más que unos meses de gloria en radiodifusoras regionales. Así nacen las compilaciones “Nuggets”, conocidas por su exposición de bandas desconocidas, antiguas, pero con ideas novedosas para los desubicados de aquélla época, que encontraron en esta música una nueva dirección. Entre ellas Patti Smith, una loquita con ganas de molestar en grandes proporciones quién inmediatamente buscó a Lenny Kaye para formar una banda, vean, 6 años antes de 1977.

.-Velvet Underground, John Cale y la antimúsica de Detroit
Ya varias insensateces has oído del terciopelo y no habremos de seguir diciendo más. Lo que nos concierne de este grupo es su valeverguismo hacia la vida y su proyección sexual. Estos elementos terminarían provocando las exageraciones de David Bowie y toda su pandilla de anexos. Como los jipis ya le habían quitado el elemento de excitación prohibitiva a la vida sexual, habríamos de buscarle otro sentido “perverso” a este importantísimo aspecto de la vida humana. Cojer era ya a toda madre y al alcance de todos, pero no así ser homosexual, bisexual o peor aún, asexual (!). Entonces uno de los primeros temas que se mancillaron en el punk fueron los de la prostitución, el trasvestismo, la ambigüedad sexual, el sadomasoquismo; recordemos que la idea era hacer un escándalo y apenas se aprendía a controlar la eyaculación precóz. Así que “por ahí” también ayudó que en Nueva York hubiera cada vez una subcultura más presente de homosexuales, o “punks” como se les decía peyorativamente, aún, en esos días. Así es que se hízo una apropiación/robo calificado de la estética de esta subcultura, sin mayor ideología, mire usted, que la libertad. Así se las buscaba Ziggy Stardust y se la fue a encontrar con un personaje de Detroit que ante todo peligro se sacara la verga (literalmente, en el escenario). Ya para fines de los sesenta ésta era una ciudad peligrosa en todos los sentidos, asesinatos, negros que se amotinaban y las bandas de rock más groseras y ruidosas. Es aqui dónde insertamos la palabra “protopunk”, como se le llama ahora a esta música a falta de gremio o colectivo que los acompañara entonces. Hablamos pues de MC5, UP! y los “Psychedelic Stooges” como se hacían llamar en sus principios. Bajo el lema de “rocanrol, mota y cojer en las calles” los miembros de MC5 eran propensos a encuerarse y quemar banderas de los Estados Unidos en el escenario y a su vez Iggy “Stooge” (antes de ser Pop) hacía lucir sus atributos al tiempo de automutilarse con cualquier objeto que pudiera encontrar a su alrededor. Habiendo ya desgastado la mitología fálica de los Doors, Danny Fields, ejecutivo de la disquera Elektra, se decidió a firmar a estos grupos al instante, anexándose en una misma ceremonia de firma de contrato a MC5 y a los ahora simplemente “Stooges”. John Cale inmediatamente se apuntó a producir este primer disco de Iggy y compañía, un elepé que no vendió muchas copias en su día, pero que ahora nos tiene a todos pensando en como se sentiría ser el perro de alguien (y tal vez el primer disco punk de la historia). En Detroit se seguirían gestando más bandas “protopunks” como Death, que curiosamente era una banda de afroamericanos. John Cale por su parte se dedicaría a seguir buscando antitalentos y apoyaría, un año después, al grupo de rock que marcaría los parámetros formales y algunos temáticos de lo que sería el punk: The Modern Lovers, el vilipendiado grupo de Jonathan Richman, con temas tan revolucionarios como el de no fumar mota (como los jipis), comer saludablemente, amar la modernidad de los Estados Unidos y que a Picasso nunca lo llamaron pelmazo (como a ti), temas que finalmente le ganaron el escarnio de los pocos jipis que quedaban en las universidades que Richman recorría. Asimismo sería el primer artista en aplicar el famoso axioma de “tres acordes(o menos)” al componer y de hacer canciones rápidas, rasgueando repetidamente las cuerdas sólo hacia abajo y sin solos lucidos, mucho menos lúcidos.

.-Nueva York, Malcolm Mclaren y finalmente Londres
Pues como decíamos antes, en Nueva York mis amigas, se inventó el punk como tal, como se le conoce, dónde se le aplicó por primera vez el término y dónde se conformó una escena y una subcultura dedicada a éllo. Desde el principio de los setentas ya se utilizaba el terminajo liberalmente para definir los nuevos sonidos, dispares, de las bandas de por allá, aunque también se le conocía como música de la calle. Para no incurrir en listados hablaremos principalmente de las muñecas de Nueva York, un grupo de asquerosos trasvestis que habían vulgarizado hasta el nivel once el rock caliente de los Rolling Stones y aplicando melodías vocales de los grupos de niñas tipo las Shangri Las, de quiénes eran grandes fanáticos. Influenciados estéticamente por los atuendos “glamorosos camp” de las bandas inglesas (Bowie, Mott the Hoople, etc) decidieron manejarlas al extremo, vistiéndose y maquillándose como tu verdadera madre. Las canciones, ya saben, hablaban de drogas y de cojer, de madrearse en la calle y de cojer en drogas, etc. Apenas sacaron dos discos antes de disolverse en 1974, pero alcanzaron a dejar el semen de lo que sería el punk en la psique de la juventud neoyorkina. Ya para entonces, los Ramones habían tenido su primera tocada (3 añotes antes de 1977, insisto) en el famoso CBGB’s , y como todos sabemos, fueron ellos quiénes ya auguraban absolutamente lo que sería en forma y fondo este estilo de música, sin discusión y sin variaciones. Bueno, el caso es, que un personaje inglés, de nombre Malcolm Mclaren, dedicado a la venta de ropa, la promoción y la publicidad y principalmente, un situacionista frustrado (buscádlo), llegó a Nueva York en 1972 con su novia, la Viv Westwood, a vender unas confecciones en una feria de ropa. Su ropa de mal gusto no llamó la atención, pero Mclaren tuvo alucinaciones del futuro al regreso de una tocada de las muñecas. Al regresar a la ciudad un año después, convenció al grupo de convertirse en su mánayer, lo que únicamente significó que les confeccionaría unos trajecillos de piel rojos, con la hoz y el martillo comunista, y con los que habrían de tomar el escenario. La broma no causó ninguna reacción, ni siquiera risa y el grupo se deshizo poco después, pero Mclaren no podía creer la escena que se gestaba en Nueva York y decidió imitarla en su ciudad natal de Londres. De regreso allá, Mclaren le cambió de nombre por enésima vez a su boutique y la llamó simplemente SEX. Adiós a las inocentes minifaldas de piel roja, Malcolm buscaba el escándalo y decidió vender ropa sadomasoquista, pero no para pervertidos, sino queriendo imponer moda con los chavos. Asimismo se decidió a armar toda una escena a la que llamó (adivinen) punk rock, que quién sabe de dónde se habría inventado éso. En la tienda había una rockola con rolas de moda underground en Londres (como es conocido, nadie sabe más de música subterránea gringa que los ingleses) música de los Stooges, de Alice Cooper y de los Modern Lovers y a medida que llegaban los chavitos locos a la tienda, los hacía audicionar cantando esas canciones. Uno que se las sabía se llamaba John Lydon y ustedes ya saben quién era él. El resto igual se lo saben, se vendieron millones de discos y miles de máscaras de hule y se volvió un fenómeno que las disqueras, en afán devorador, vitorearon como la música del futuro ya que pensaron que regiría durante todos los ochentas y como el disco de los Pistols salió hasta 1977 y fue entonces un fenómeno comercial, los revisionistas te lo venden como “el año del punk”. Solamente en esa época y en Inglaterra se pudo vender a gusto el punk y hacer negocio, ya que en Estados Unidos, a pesar de que siguió el movimiento, nunca alcanzaron ni a estar en el radio ni vender muchos discos. Es más, justo después de ésto, las disqueras perdieron todo interés y se dedicaron a vender bandas de metal y de new wave, forzando a la escena punk hacia el exilio de los medios y mejor aún, a la autodeterminación, sueño sólamente posible en un país donde alcanza la espuma de la máquina para alimentar a los pelagatos que pululan (¿no?) justo abajito de ella.
Negli Bazura, Abril 2010, México D.F.
más música: neglibazura.blogspot.com